Los suelos continuos de PVC se presentan en rollos o baldosas de 2 mm., por lo que pueden colocarse sobre pavimentos preexistentes.
El requisito más importante para conseguir un buen acabado con pavimentos de PVC es conseguir que el soporte se encuentre bien firme y nivelado. Así, en obras de reforma, si el pavimento preexistente está en buenas condiciones, se aplica una fina base de mortero autonivelante para eliminar cualquier pequeño desperfecto.
La fijación de las láminas de PVC se realiza con colas y adhesivos acrílicos (no tóxicos) específicos para este tipo de material.